..."Maquinista y fundiciones del ebro" me toca de cerca ya que uno de mis mejores amigos es descendiente de la familia y,gracias a ello, pudimos "disfrutarla" de chavales de muchas y variadas maneras durante los años 80-90´s...la recordaremos siempre, una auténtico microuniverso industrial donde pasaron muchas cosas únicas, ahora he conseguido una maravillosa chapini metálica con el logo de la empresa y la guardaremos con cariño....grande
un poco de historia gracias al blog de Jesus Martinez Verón:
“Maquinista y Fundiciones del Ebro” fue creada en 1911 por parte del ingeniero alemán Alberto Bressel (de cuyo apellido provendrá el nombre con el que popularmente será conocida la empresa: la “Bressel”) y el industrial zaragozano José Pellegero Cucalón.
La pequeña empresa, de apenas una decena de trabajadores y establecida junto a la avenida de Cataluña, experimentó un rápido crecimiento que la convirtió en una de las grandes industrias locales, con más de 700 trabajadores en la segunda mitad de los años 50.
Este crecimiento llevó aparejado una sucesión de ampliaciones hasta convertir a la “Maquinista y Fundiciones del Ebro” en un auténtico complejo industrial. En él se incluían, además de las propias instalaciones fabriles, otro tipo de dependencias como dispensario médico, biblioteca e incluso un amplio refugio antiaéreo durante la guerra civil.
Arturo Bressel, hijo del fundador de la empresa, fue el artífice de esta conversión de “Maquinista y Fundiciones” del Ebro en una gran empresa, y el ingeniero José Pellegero Soteras el proyectista para la mayor parte de las construcciones.
El resultado del proceso fue un complejo industrial, heterogéneo y arquitectónicamente diverso que durante años dominó en la fisonomía urbana de la avenida de Cataluña.
En 1917 se proyecta una de las ampliaciones de “Maquinista y Fundiciones del Ebro” y se construye la sección de calderería. Para ella se elige el tipo de naves en “shed” tal y como ya se había hecho pocos años antes en los talleres “Mercier”. Exteriormente las naves eran muy sencillas, de ladrillo a cara vista y con vanos en los lados cortos que permitían mejorar la iluminación natural.
La oportunidad de este modelo de naves no acabó en las grandes instalaciones fabriles con otro tipo de soluciones. En la propia “Maquinista y Fundiciones del Ebro” en 1919 se lleva a cabo una nueva ampliación en la que se opta por naves con cubierta a doble vertiente, con cerchas apoyadas sobre pilares de celosía metálica. De esta manera, como ocurrirá en otros muchos casos de arquitectura industrial, se va generando un tipo de construcción por yuxtaposición de elementos en función de las necesidades y los requerimientos técnicos.
A una de estas sucesivas ampliaciones, la llevada a cabo en 1939, corresponde la espectacular construcción en altura con su característico torreoncillo angular que durante décadas formaría parte del paisaje urbano de la margen izquierda zaragozana.
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