jueves, 9 de abril de 2020

¿Derrotar al virus o derribar al Gobierno?..por Ramón Lobo

"El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, tenía tres opciones: criticar al presidente Donald Trump, apoyarlo o guardar silencio. Ha optado por esto último, que no incluye permanecer mudo todo el tiempo. Cualquier intento de obtener ventaja partidista en medio de la mayor crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial provocaría un rechazo en los votantes. Se consideraría antipatriótico. Tiene suerte de tener que hablar poco porque no parece tener un discurso para el mundo pospandémico. Bernie Sanders, sí.

Bernie Sanders tiene ese discurso, aunque le han faltado los apoyos. Su retirada es un acto de inteligencia. Despeja el camino a Biden para que todo el partido, incluido Barack Obama, se concentre en derrotar a Trump. El senador de Vermont defiende la creación de una sanidad universal, es decir, introducir en EEUU el modelo europeo. En la misma línea están Elisabeth Warren, retirada de la carrera presidencial, y Alexandria Ocasio-Cortés, la irrupción política más prometedora. Lo que hace años parecía un plan imposible, la pandemia lo ha puesto de actualidad.

¿Tiene que ser la sanidad un negocio para las aseguradoras, los hospitales privados y algunos médicos? La respuesta debería ser la bandera de la campaña del 3 de noviembre. Biden no es el hombre para el cambio porque es más de lo mismo, alguien del sistema que protegerá el sistema (los lobos de Wall Street y demás fauna). Más que a ganar, los demócratas aspiran a que Trump pierda, algo que puede ocurrir. El creciente número de muertos y de parados determinarán su suerte. En la era de la posverdad y de las fake news lo que menos importa son los hechos, importa el relato de cómo vamos a recordar esos hechos. Y en eso está.
Es la estrategia de Pablo Casado y de su sector del PP, más próximo a VOX que al centro en el que dicen estar (aquí encaja la vieja frase de Alfonso Guerra: “¿De dónde vendrán que llevan toda la vida viajando al centro y aún no han llegado?”) . El plan es vender que Pedro Sánchez y las feministas tienen la culpa de las muertes de la pandemia en España. No han necesitado grandes esfuerzos intelectuales, el 8M reemplaza a ETA, Venezuela y Cataluña. Solo hay que tener cuidado en el corta y pega y no liarse con los nombres.

Cuentan con ejércitos de troles (la policía ha identificado la creación de un millón y medio de cuentas para atacar al gobierno) que utilizan las redes sociales para propagar bulos y tratar de generar desánimo. ¿Cuál es la diferencia con VOX que manipula fotos robadas? ¿Debe un partido que aspira a gobernar gastar dinero en una red social para decir que el Gobierno oculta los muertos cuya contabilidad depende de las comunidades autónomas, incluidas las que dirige el PP? El autor del atropello es José Antonio Monago. Sí, el de Canarias.

El problema es que les puede funcionar, como a Trump, cuyos seguidores también manejan cientos de miles de cuentas falsas para atacar a sus adversarios, entre los que se encuentra el doctor Anthony Fauci, el máximo experto en epidemias. No les gusta que contradiga a un presidente que desprecia la ciencia. Lo explica el actor George Clooney en esta parodia. Ya se pueden imaginar de quién habla.
Una de las primeras acciones del nuevo líder laborista, Keir Starmen, fue ponerse en contacto con el gobierno de Boris Johnson para prometer una oposición constructiva durante la crisis. Al igual que en EEUU, el electorado británico no aprobaría una oposición como la de Casado. La clave no está tanto en el fondo como en la forma y el tono. “Quiero que el Gobierno tenga éxito en su respuesta, que salve vidas y proteja nuestro bienestar. Esto debe ser un esfuerzo nacional”, escribió Starmen en The Times. Prometió una oposición firme, eficaz y responsable. Se centra en vigilar el cumplimiento de las promesas gubernamentales sobre el número de test diarios, impulsar la creación de un plan nacional de vacunación y escuchar las peticiones del personal sanitario para mejorar su protección ante la pandemia.

Starmen, como los críticos de Trump, tiene material para el vapuleo. Si se acusa a Sánchez de una respuesta lenta sobre la lenta respuesta italiana a la lentitud china, Johnson ha sido de los últimos en imponer medidas de confinamiento. Al principio defendió la economía por encima de la salud. Prefería esperar a que se creara la inmunidad de grupo. Un informe del Imperial College ​cuantificó en medio millón de vidas el precio humano de su eugenesia acelerada, de ahí el bandazo. Hoy es Johnson quien sufre la severidad de la enfermedad en la UCI de un hospital. Los laboristas no se han lanzado a bromear sobre el asunto ni a tratar de sacar rédito sobre el fiasco de los 3,5 millones de test adquiridos en China. No sería prudente. El papel de la crítica lo realiza la prensa, la seria y la sensacionalista. En caso de dudas, la BBC.
El líder de la oposición conservadora en Portugal, Rui Rio, dijo al primer ministro socialista portugués, Antonio Costa, que gobierna con el apoyo de los comunistas y de un grupo similar a Podemos: “Cuente con la colaboración del PSD. Todo lo que nosotros podamos, ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte”.
Más allá de Salvini en Italia, la tónica general es de apoyo a los gobiernos. España es diferente. También lo es en no aislar a la extrema derecha, pese a que propone golpes de Estado y lanza bulos, y basa casi toda su estrategia informativa en el fake news trumpiano.

Tenemos dos derechas: la ultramontana –si no gobierna pide golpes de Estado (a veces lo consigue) – y otra moderna –UCD y CiU –, de la que solo queda el PNV, un ejemplo de sensatez (no siempre) y de sentido de Estado. Sería importante que Ciudadanos cogiera ese testigo. Otro clima es posible y es urgente.

Tenemos cuatro izquierdas: el PSOE de las dos orillas, Podemos que representa un poscomunismo en aguas socialdemócratas –de los de 1982–, la transversal de Errejón y la izquierda divina concepción de café que no ha visto un pobre en su vida.

Todos, derechas e izquierdas, necesitan resetear sus discursos y sus certezas para ser útiles a la ciudadanía en un mundo pospandémico y no dejar todo el espacio a los iluminados. Pronóstico: pesimista. Casado no deja de proponer rebajas de impuestos cuando el problema y la tendencia es la contraria. 
Para los defensores de la sanidad privada, este es el tuit más triste de la semana: “¿Quién va a pagar por esto?”, dijo un paciente moribundo antes de que le colocaran un ventilador. Ha sucedido en EEUU. Es ese el mundo que quieren imponer los privatizadores: menos Estado cuando gano dinero, todo el Estado cuando lo pierdo. ¿Quién dijo riesgo?"

fuente :infolibre.es

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